lunes, 30 de abril de 2012

¿Por qué cayó en el olvido Nikola Tesla?

Nikola Tesla es, para muchos, el inventor más grande del siglo XX. Gracias a él, la electricidad llega hoy a millones de hogares en todo el mundo. Pero, ¿por qué ha caído su nombre en el olvido? ¿Y qué tuvo que ver en ello Thomas Alva Edison, su gran rival?


El joven Tesla llegó a Nueva York el mismo año que nació la "Estatua de la Libertad", allá por el 1884. Armado con su impecable elegancia parisina y una cabeza llena de ideas, llevaba consigo una carta de recomendación que rezaba: "Conozco a dos grandes hombres, y usted es uno de ellos. El otro es el joven portador de ésta carta." El destinatario de ésta misiva era un ya muy conocido Thomas Alva Edison, el padre de la bombilla (y de otros cientos de inventos...). El otro "gran hombre" era Tesla, un joven serbio completamente desconocido, nacido en 1856 en Smiljan, entonces parte del Imperio Austrohúngaro e integrado en la actual Croacia. Tesla venía de trabajar en la sede parisina de la "Continental Edison", la compañía del inventor americano. Lo mandaba Charles Batchelor, su antiguo jefe europeo.

Según llegó a Nueva York, Tesla preguntó dónde estaban las oficinas de Edison. Y para allí que se fue, a hablar con su futuro jefe. Salió del despacho con un puesto de trabajo, pero entre ellos no hubo una gran sintonía. Y poco después, ésta animadversión acabaría en un conflicto abierto. Edison defendía un modelo basado en la corriente contínua. Ya había convencido a unos pocos inversores, aunque con una escala reducidísima: Su sistema de distribución eléctrica, el primero en el mundo, arranacó en 1882 con 110 voltios de corriente contínua y 59 clientes en toda la isla de Manhattan.

Tesla, en cambio, creía en un modelo basado en la corriente alterna. La pugna entre ambos pasó a la historia como "la batalla de las corrientes". Ganó el modelo de Tesla, que era, y es, mucho más eficiente. Gracias a él, al apretar un interruptor tenemos iluminación en nuestras casas. Pese a que la memoria histórica ha sido mucho más benévola con otros inventores (Edison, Hertz, Volta...), el mundo le sigue debiendo mucho al enigmático Tesla.


Gran ingeniero, y con una memoria notable -heredada, según él, de su madre: analfabeta, pero capaz de recitar poemas épicos serbios que ella nunca pudo leer-, Tesla poseía además una infinita capacidad de trabajo: Le bastaba con dormir tan sólo dos horas al día y, si el trabajo lo requería, podía estar cerca de 80 horas sin pegar ojo. "No hay emoción más grande e intensa para un inventor que ver una de sus creaciones funcionando". "Ésa emoción hace que uno se olvide de comer, de dormir, de todo...". A ése ritmo se empeñó en resolver el primer reto que Edison le puso un año después de su llegada a los Estados Unidos. Si lo lograba, recibiría 50.000 dólares. Pero cuando se dirigió a reclamar su recompensa, Edison sonrió y le dijo: "Ay ¡pero qué poco ha aprendido usted del humor americano!". Desencantado, Tesla abandonó la compañía ipso facto sin aceptar el aumento de sueldo que se le ofrecía.

Poco tiempo después, Tesla conoció a su gran aliado dentro del conflicto eléctrico mencionado anteriormente con Edison: El rico empresario Charles Westinghouse. Éste contaba ya, desde 1886, con una pequeña red eléctrica en Massachussets, basada en la corriente alterna. Pero le faltaba la clave para poder distribuir la electricidad a gran escala. El motor de inducción, ya inventado y patentado por Tesla, era la clave de todo. Según cuenta la leyenda, el empresario le ofreció al inventor un millón de dólares y un porcentaje de los beneficios por los derechos de todas sus patentes. Los papeles que nos han llegado hasta el día de hoy, aportan otras cifras: 60.000 dólares por la adquisición de 40 patentes, 5.000 en metálico y el resto, en acciones de la empresa. Tesla, además, recibiría 2,5 dólares por cada caballo de potencia generado gracias a la electricidad vendida. Al principio fue bien, pero cuando las cosas adquirieron un volumen mayor, el pago resultó inviable. Ésto hubiera convertido a Tesla en un multimillonario sin precedentes en aquella época...


Aquellos años fueron muy intensos, tanto en los laboratorios como en los incipientes medios de comunicación de la época. Tesla y Edison trataban de convencer a la opinión pública sobre los beneficios de su sistema de corriente eléctrica y de los peligros del método rival. Edison no dudó en congregar a periodistas y curiosos para mostrarles los peligros de la corriente alterna aplicando descargas a perros y gatos que mandaba recoger de la calle. Llegó incluso a filmar la ejecución de un elefante en el circo de Coney Island que había matado a tres hombres. Todo ésto ocurría en 1903. Algunos años antes, Harold P. Brown, un ingeniero financiado de forma secreta por Edison, había inventado la silla eléctrica. Se utilizó por primera vez en agosto de 1890, y uno de sus objetivos era desacreditar a la corriente alterna que empleaba...

Tesla, por otra parte, también fue un mago en la utilización de los medios. Cuando ya era conocido, los periodistas se peleaban por arrancarle una entrevista, las cuales siempre eran generosas en titulares. "El presente es vuestro, pero el futuro es mío", afirmaba. O, "A lo largo del espacio hay energía, y es una mera cuestión de tiempo que los hombres sean capaces de aprovechar ésa energía. El científico no busca un resultado inmediato. No espera que sus ideas avanzadas sean fácilmente aceptadas. Su deber es sentar las bases para los que vendrán, señalar y mostrarles el camino". Desde éste punto de vista, Tesla incluso marcó el camino hacia los SMS, el e-mail y el whatsapp: "Cualquier persona, en mar o en tierra, con un aparato sencillo y barato que cupiera en un bolsillo, podría recibir noticias de cualquier parte del mundo o mensajes particulares destinados sólo al portador. La Tierra se asemejaría en un inconmensurable cerebro, capaz de emitir una respuesta desde cualquier punto."

A su vez, los curiosos de la época se agolpaban para ver su demostración pública del primer dispositivo movido por un barco a distancia: Un pequeño barco que dejó atónitos a todos los que asistieron a ver el acto en el Madison Square Garden.


Ya para finalizar, y volviendo al tema de "la batalla de las corrientes", el equipo de Westinghouse y Tesla logró hitos en la Feria Internacional de Chicago, en 1893, dedicada al invento de moda por aquel entonces: la electricidad. Para iluminar toda la feria, optaron por utilizar generadores de corriente alterna. La otra gran victoria llegó aquel mismo año: el grupo de expertos que debía decidir qué sistema adoptar para poder aprovechar todo el potencial hidroeléctrico de las cataratas del Niágara otorgó el premio a Westinghouse, desechando a otras compañías, entre ellas, la de Edison. Muchos dudaban de que el sistema cumpliese su objetivo: alimentar la demanda de la creciente industria de Búfalo. Tesla aseguró que ésas cataratas podrían alimentar y abastecer de energía a todos los Estados Unidos. Y consiguió que su método se implantara en la mayor instalación eléctrica construida hasta la fecha. 

En 1915 se habló de un supuesto Premio Nobel compartido por Tesla y Edison. Se desconoce hasta que punto el rumor se basaba en hechos reales. Tristemente, el reconocimiento nunca llegó. 

Hoy, Tesla es visto como un gran castigado por la historia que acabó sus días completamente empobrecido -los contratos con Westinghouse quedaron anulados por la inviabilidad de pagarle lo estipulado en su contrato- y sumido en una manía persecutoria. Visto su impresionante currículum, ¿qué fue lo que le condenó al olvido? Algunos creen que fue su escasa habilidad para los negocios ya que fue incapaz de encontrar a una gran corporación que "patrocinara" sus logros, mientras que otros dicen que se debió a su mente genial, pero retorcida. Es más que probable que sufriera algún tipo de trastorno obsesivo-compulsivo, que podría explicar algunas de sus excentricidades, como por ejemplo, su obsesión por el número 3, que le instaba a dar tres vueltas la manzana antes de entrar a un edificio, o que lo llevó a pasar sus últimos años en la habitación 3327 (un número siempre divisible por 3), del piso 33 del New Yorker Hotel. ¿O quizás temió la comunidad científica reconocer a quien, al final de su vida, aseguraba haber captado señales extraterrestres con uno de sus inventos? Allí, en el New Yorker Hotel, Tesla murió en 1943, a los 87 años. No tuvo hijos ni se casó. Decía haber sido célibe toda la vida porque eso le permitía centrarse en su trabajo.

Tesla en 1943, meses antes de su muerte
"He invertido todo mi dinero para realizar nuevos hallazgos que permitan vivir mejor a la humanidad", dijo. Tras su muerte, el FBI -ordenado por J. Edgar Hoover- incautó sus papeles, planos y proyectos por miedo a que éstos cayeran en las manos equivocadas ya que, Tesla aseguraba haber inventado un rayo capaz de abatir a un ejército entero de un solo "disparo". Nunca llegó a probarse.

Para muchos, Tesla fue el inventor más grande de todo el siglo XX.

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